Walter A. Pengue
La triste paradoja que enfrentamos actualmente en que en el otrora conocido “granero del mundo” ya no se puede alimentar a la propia población, pone a colación la cuestión que el hambre y la desnutrición que sufre una buena parte de la humanidad – y que ahora increíblemente nos llega a nosotros !? – tiene relación directa con la forma en que se producen y distribuyen los alimentos, el acceso social a los mismos y la regresiva distribución del ingreso de los ciudadanos.
Argentina produce comida para millones de personas, pero su propia gente, pauperizada y excluida del sistema, ya no puede comprarlos.