Durante la semana del 25 de abril al 1º de mayo se realizaron dos encuentros fundamentales para la consolidación de los movimientos continentales de resistencia a la apropiación privada del agua en América.
Uno de ellos, el «Taller Popular en Defensa del Agua», fue realizado en Ciudad de México, capital de ese país, y contó con la participación de organizaciones de base de todo México, que intercambiaron experiencias con representantes de más de diez estados del continente.
La otra convocatoria fue el «Encuentro Internacional De Pie Por el Agua», realizado en El Alto, Bolivia, bajo la convocatoria de la Federación de Juntas Vecinales (FEJUVE) y la Coordinadora en Defensa del Agua y la Vida de Cochabamba.Radio Mundo Real entrevistó en El Alto a Maude Barlow, activista canadiense que estuvo presente en ambos encuentros y autora de «El Oro Azul», libro en el que se analizan procesos de privatización del agua en distintas partes del mundo. Barlow señaló que tanto en México como en Bolivia se pudo sentir la vitalidad de los movimientos de resistencia a la privatización del agua.
Con respecto al encuentro de México, Barlow dijo que «realizamos un encuentro de tres días, con gente de todo el país, grupos de trabajadores, campesinos, comunidades indígenas, grupos de mujeres y grupos ambientalistas, entre otros. También estuvieron presentes representantes de Canadá y de Estados Unidos para comenzar a organizar un movimiento mexicano anti-privatización más poderoso».
Barlow también adelantó que en México se realizó una reunión para definir la manera en que las organizaciones sociales participarán del IV Foro Mundial del Agua, que se realizará en Ciudad de México en marzo de 2006. Este Foro es organizado por los gobiernos, los organismos multilaterales y las grandes empresas, habiéndose convertido en un gran espacio de promoción de las privatizaciones.
La activista canadiense explicó a Radio Mundo Real que la decisión de cómo participar en el IV Foro quedará a cargo de las organizaciones mexicanas, quienes resolverán en los próximos meses si se encuentran capaces de plantear una actividad alternativa lo suficientemente fuerte como para disputar la imagen internacional que difundirá el Foro.
No obstante, Barlow señaló que se exigirá que se abra «un espacio dentro del Foro Mundial del Agua para tener nuestro anti-Foro Mundial del Agua y nuestro propio material, y enviar gente al Foro para que puedan acercarse a los participantes, que no son nuestros enemigos».
Por su parte, sobre la situación en El Alto, Maude Barlow se mostró muy sensibilizada por la ausencia de agua en esta ciudad, que tiene cerca de 800.000 habitantes, en su mayoría indígenas. Barlow participó en un acto de entrega simbólica de un «pasaje sin retorno» a la empresa Suez (Aguas del Illimani) para que vuelva a París. Fue acompañada por integrantes de la Coordinadora del Agua de Cochabamba, la FEJUVE y la Comisión en Defensa del Agua y de la Vida de Uruguay.
Con respecto a la experiencia en El Alto, Barlow manifestó que concurrió «a un encuentro internacional para apoyar a los habitantes de esa ciudad en su lucha contra Suez. Lo más importante para nosotros fue acercarnos a las comunidades de El Alto y conocer a la gente que vive allí sin agua. Vimos la tremenda contaminación en la zona. Suez se comprometió a destinar 800 millones de dólares en la instalación de una planta de tratamiento de agua, y hasta ahora no lo hicieron. Lo que hicieron, en cambio, fue verter los desechos del El Alto y La Paz en los túneles, que son simplemente zanjas que desembocan en el lago Titicaca».
Al final de la entrevista Barlow dio un mensaje a los gobiernos de los países latinoamericanos: «Entiendo que los estados de América Latina atraviesen dificultades para financiar el sistema público de suministro de agua y sé que tienen además una gran deuda con el Primer Mundo. Pero cometen un gran error al permitir que estas corporaciones se instalen en sus comunidades y administren el sistema de agua sólo por las ganancias que eso genera. Esto provoca aún más pobreza, más contaminación. Las corporaciones no asumen ningún riesgo, sino que obtienen todos los beneficios. Es la gente local la que se arriesga, y es el Banco Mundial el que paga para que las corporaciones estén libres de riesgo. Es muy importante que los gobiernos digan ‘no’ a estas corporaciones. En definitiva no están allí para llevar agua a la gente, no están allí porque les preocupe la gente, ni para ayudar a los gobiernos. Están allí para hacer dinero. Cuando dejen de hacer dinero se irán. Mi mensaje para Suez es que se consigan un trabajo honesto».