El documento que aquí presentamos ilustra la forma en que Monsanto -empresa multinacional líder mundial en la producción de cultivos transgénicos- ha logrado ejercer una infuencia inaceptable en las políticas agrícolas y alimentarias nacionales e internacionales de muchos países del mundo.
En 2005, con la compra de Seminis, Monsanto se convirtió ya no sólo en líder mundial en cultivos transgénicos, sino además en la mayor empresa semillerista del mundo. Su aspiración es desplazar a las semillas convencionales con sus variedades transgénicas patentadas; Monsanto lucha por un mundo en el que la producción transgénica sea la única forma de agricultura.
El entusiasmo acrítico por la biotecnología agrícola está fomentado por una maquinaria de relaciones públicas muy sofisticada y bien financiada por la industria biotecnológica que gasta 50 millones de dólares al año para promocionar sus productos con métodos a menudo engañosos y faltos de ética.