Los movimientos sociales, redes y organizaciones reunidos durante el V Encuentro Continental de Lucha contra el ALCA (La Habana, Cuba), denunciaron a la OMC y al neocolonialismo europeo, y reafirmaron su compromiso de continuar luchando contra el libre comercio en todas sus expresiones: «El libre comercio y la acción de las trasnacionales están fomentando la competencia entre trabajadores y trabajadoras para ver quien trabaja más por menos». También hicieron una evaluación del contexto actual de lucha contra el libre comercio en América Latina.
En este V Encuentro, delegadas y delegados de diferentes redes y campañas continentales celebraron la capacidad de los movimientos sociales para bloquear la agenda de los EEUU en su intento de revivir el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) durante la Cumbre Presidencial de las Américas (Mar del Plata, noviembre de 2005) y reafirmaron su compromiso de continuar luchando contra el libre comercio en todas sus expresiones.Esta lucha tiene hoy día un escenario decisivo en el enfrentamiento a las negociaciones y firmas de Tratados de Libre Comercio (TLCs) en varios países del continente; sin embargo, los pueblos de Ecuador, Perú y Costa Rica han logrado trabar esas negociaciones.
También denunciaron a la Organización Mundial del Comercio (OMC) por ser una institución que define las políticas del libre comercio en el mundo, haciendo así avanzar la agenda de las trasnacionales en contra los intereses de los pueblos, y el resurgimiento del neocolonialismo europeo, que busca imponer una agenda neoliberal en la región. «El libre comercio y la acción de las trasnacionales están homologando hacia abajo las condiciones laborales en todo el mundo, fomentando la competencia entre trabajadores y trabajadoras norte-sur y sur-sur para ver quien trabaja más por menos. Tenemos que fortalecer la solidaridad entre los trabajadores como única forma de romper este chantaje».
El escenario latinoamericano
En el Encuentro se delineó también el escenario actual en el cual se insertan estas luchas, pautado por un ascenso de la resistencia popular en América Latina y la existencia de algunos gobiernos que tratan de imponerse a la hegemonía de Estados Unidos.
Este nuevo escenario, que supone una nueva correlación de fuerzas en oposición al Consenso de Washington, plantea mejores condiciones para, junto a la resistencia a los planes del imperialismo, avanzar en la construcción de alternativas cada vez más viables. Para ello es necesario que los movimientos sociales y aquellos gobiernos comprometidos con los intereses populares estén abiertos a un diálogo en pie de igualdad.
Entre los emprendimientos alternativos se destacó la Alternativa Bolivariana para las Américas ( ALBA), promovida por Venezuela y Cuba, que se viene concretando en importantes proyectos como la operación Milagro, los programas de alfabetización en varios países del continente y acuerdos como el de Petrocaribe. Asimismo ha surgido la iniciativa de los Tratados de Comercio de los Pueblos (TCP) impulsados por el presidente boliviano Evo Morales (participante de nuestros anteriores encuentros). En esta construcción de alternativas concretas destaca la importancia del tema de la energía como uno de los ejes de los procesos de integración. Tales alternativas deben contar cada vez más con los aportes de los movimientos sociales.
«Tampoco puede estar ausente la necesidad ineludible de acabar con el flagelo de la deuda externa, usada por las financieras internacionales como un instrumento de chantaje para «disciplinar» a nuestros países. Debe prevalecer la idea justa de que somos acreedores y no deudores», afirmaron.
En cuanto a la posición de los movimientos sociales en esta nueva etapa, se evaluó la necesidad de estar más a la ofensiva, lo que a su vez exige reforzar la articulación y cohesión de las acciones. «Debemos lograr no sólo identificar la agenda que nos resulta común sino además integrar las diversas agendas nacionales y sectoriales como espacios reconocidos también de lucha de todos y todas».
La agenda de los movimientos
Entre los objetivos de lucha común se destacó el enfrentamiento al neoliberalismo en todas sus expresiones, incluyendo la superación de la cultura patriarcal y las diferentes formas de discriminación por género, identidad y orientación sexual. Dentro de estos objetivos la dimensión jurídica ocupa un papel importante en la defensa de los derechos fundamentales de la humanidad. Asimismo la defensa de la naturaleza y la biodiversidad, los recursos genéticos y el conocimiento popular. «Defender la tierra y democratizar su propiedad, impulsar la reforma agraria, así como garantizar la soberanía alimentaria, constituyen componentes básicos de nuestra agenda». En este terreno se destacó la necesidad de continuar impulsando y defendiendo la economía solidaria y la producción local sustentable, de la mano de la resistencia a la ofensiva de las corporaciones trasnacionales, que buscan privatizar los recursos estratégicos de las naciones y mercantilizar derechos públicos básicos como la educación, la salud y la seguridad social, y sobre todo el vital derecho al agua.
Como eje central de las acciones de los movimientos se señaló el combate contra la militarización y la política de «seguridad» del gobierno de los Estados Unidos, que está asumiendo formas graves de expresión en la región. «La mentalidad militarista de la actual administración norteamericana puede inducir al incremento de sus acciones intervencionistas en nuestros países, sobre todo en aquellos donde los sectores populares comienzan a tener sus mayores éxitos, incluido el acceso al poder estatal».
En este combate los participantes del Encuentro afirmaron que lo fundamental es la batalla de las ideas; y que para la realización de esa tarea es particularmente importante vincular el pensamiento de los intelectuales a las propuestas de los movimientos sociales. Esta batalla por las ideas reposa en la construcción de alternativas que logren contrarrestar los aparatos y mecanismos de comunicación y cultura que están al servicio del pensamiento hegemónico. «Las redes, campañas y movimientos sociales de todo el continente americano salimos de este V Encuentro con la firme decisión de que es indispensable llevar nuestra unidad de pensamiento y acción a niveles superiores que estén a la altura de las amenazas y desafíos que encaramos, tanto en la resistencia como en la construcción y defensa de nuestras alternativas. La tarea de continuar abriendo nuevos horizontes comienza desde hoy mismo».