En caso que la Ley de Promoción Comercial de Estados Unidos no sea prorrogada en los próximos meses, el gobierno de Estados Unidos tiene hasta junio del año 2007 para completar acuerdos comerciales con otros países, debiendo comunicar a su Congreso el inicio de las negociaciones con anterioridad al 1º de junio de 2006. En vista de la escasa popularidad y capacidad de iniciativa política de la administración Bush, esta prórroga es poco probable que se produzca.
Desde REDES-Amigos de la Tierra entendemos que la firma de un TLC (Tratado de Libre Comercio) sería sumamente perjudicial para Uruguay y damos diez razones para rechazarlo.Razón 1: Estados Unidos no negocia
Está más que demostrado. Estados Unidos presenta su oferta y comienza a presionar a diversos niveles. Aquí no cabe el heroísmo de pensar que negociaremos con la mayor potencia del mundo y ganaremos increíblemente como hicimos hace 55 años en Maracaná. Los beneficios que obtendríamos de poder colocar mayores cantidades de carne y lácteos serán a costa de ofrecer sectores del interés de Estados Unidos. En nuestro país lo han dicho los defensores del TLC: «todo dependerá de lo que ofrezcamos». ¿Qué ofreceremos?
El último y triste ejemplo se pudo observar en la Comunidad Andina de Naciones, donde los gobiernos aceptaron firmar tratados que en síntesis no hacen más que mantener ciertas cuotas de acceso al mercado estadounidense que ya tenían antes en el marco de la Iniciativa del Caribe (textiles) y en la Ley Andina de Promoción Comercial (para el azúcar), cediendo en la totalidad de los rubros restantes.
Razón 2: Algunas exportaciones aumentarán: ¿a qué precio?
Los productos de mayor interés exportador uruguayo están fuertemente protegidos en Estados Unidos y nada indica que el resultado de un Tratado de Libre Comercio sea una apertura total para las exportaciones agropecuarias, para poner el caso de mayor interés para Uruguay.
Actualmente un cuarto del total de nuestras exportaciones parten con destino a Estados Unidos. Algunos de nuestros productos de mayor interés como los lácteos y los cárnicos enfrentan severos niveles de protección, debiendo pagar altos aranceles. Es impensable desmantelar totalmente esta protección. Obtendremos un aumento en las cantidades que podrán ingresar libres de aranceles, en algunos sectores específicos. El ejemplo mexicano ha mostrado que incluso la eliminación de los aranceles no ha posibilitado el acceso al mercado de Estados Unidos por trabas fitosanitarias.
Razón 3: Uruguay debe ver mas allá de la carne
El precio de la carne es una variable sobre la que Uruguay no ejerce incidencia y el acceso al mercado estadounidense puede verse vedado de un día para el otro en caso, por ejemplo, de un foco de fiebre aftosa en Uruguay.
Luego de las 20 mil toneladas de cupo debemos pagarles un 26% de arancel, lo que equivale a unos 100 millones de dólares en materia de impuestos. En 2005, con impuestos se le exportó a Estados Unidos por 500 millones de dólares.
Razón 4: Los subsidios agrícolas de Estados Unidos tampoco se negocian
Uruguay al negociar un TLC con Estados Unidos se sienta en una mesa donde el punto de mayor interés -como país agrícola- no está en la agenda de discusiones. Este asunto son los millonarios subsidios y ayudas que se le otorgan a los productores agrícolas estadounidenses, cuyo efecto es que los productos se vuelven incomparablemente más baratos en los mercados internacionales.
Como ya ha señalado Ernesto Agazzi, subsecretario del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, para poner tan solo un ejemplo, «el daño total del esquema de subsidio norteamericano al sector arrocero uruguayo entre 2000 y 2005 fue de 421 millones de dólares, cerca de 70 millones por año».
Razón 5: Nuestra agricultura se arruinará definitivamente
Si tomamos como ejemplo lo negociado por Estados Unidos con países como Colombia, Perú y los centroamericanos, las importaciones baratas y sin aranceles de millones de toneladas de cereales llegarán año tras año, arruinando la producción agrícola de nuestro país. Otra vez el ejemplo mexicano debe ser tenido en cuenta, ya que se ha convertido en uno de los mayores importadores de alimentos a costa de arruinar a millones de pequeños productores.
Colombia otorgó a Estados Unidos el acceso inmediato para 1,2 millones de toneladas de trigo; 900 000 toneladas de soja, 200 000 toneladas de cebada y 2 millones de toneladas de maíz; a cambio obtuvo apenas acceso libre para 4000 toneladas de tabaco y para 50 mil toneladas de azúcar que se suma a las 25 mil que ya tenía.
Razón 6: Nuestro pueblo se ha pronunciado varias veces contra las privatizaciones
Los TLC están de moda en todo el mundo. Son la última modalidad y forma de expresión del modelo de privatización que rige desde hace 20 años. La cuestión de las empresas y servicios públicos son centrales en este tipo de tratados. Uruguay mantiene empresas públicas (agua, telefonía fija, energía, combustibles, cemento), que ingresan directamente en la negociación del capítulo de Servicios, lo cual es contrario a nuestra Constitución y a las mayorías ciudadanas manifestadas una y otra vez en consultas populares.
Estados Unidos exige una apertura que incluye servicios como salud y educación, creándose un modelo en el que el sector privado captura los segmentos de alto poder adquisitivo para una atención de primer nivel, dejando al Estado la población restante que requiere de subsidio. Esto no sólo es contrario a la reforma de salud en marcha del gobierno y al principio de justicia social y garantía de derechos básicos, sino que están además demostrados sus efectos nefastos en los mismos Estados Unidos, donde decenas de millones de personas son privadas del derecho de acceso a la salud y a la educación superior.
Razón 7: Las reglas de origen frenan la producción industrial uruguaya
Estados Unidos exige el establecimiento de reglas de origen que disponen que un bien a ser exportado hacia su mercado sin pagar arancel debe tener un elevado contenido uruguayo, condición prácticamente imposible de cumplir por la industria local al tener un mercado estrecho y una fuerte interrelación con los países vecinos. Esto impactará en aquellas cadenas productivas semi-integradas que existen actualmente.
Razón 8: El ejemplo de Chile…, ¿o queremos ser como Chile?
Las exportaciones totales de Chile hacia Estados Unidos en el año 2005 fueron casi el doble de las registradas en 2003, el año previo a la entrada en vigencia del tratado bilateral. Las exportaciones chilenas son prioritariamente de recursos primarios, o sea que se exporta capital natural del que futuras generaciones no podrán disponer. La contracara es que las importaciones de productos estadounidenses crecieron espectacularmente y el consumo interno es cada vez más dependiente de éstas.
El modelo seguido por Chile de apertura aduanera y libre comercio no disminuyó las desigualdades sociales: la relación entre el ingreso familiar promedio del 20% más rico de la población es 16,5 veces más alto del promedio del ingreso familiar del 20% de las familias más pobres de Chile.
Razón 9: ¿Qué quiere Estados Unidos a cambio de un TLC con Uruguay?
Es una pregunta que necesariamente debemos hacernos. Las asimetrías económicas, industriales, productivas y demográficas son incalculables. Nuestras exportaciones tienen un impacto nulo en los productores norteamericanos, y tal como lo dicen todos los defensores de un eventual TLC con Estados Unidos, las mejoras en el acceso a sus mercados para nuestros productos dependerá de lo que Uruguay ofrezca a cambio.
Estados Unidos no va negociar otro esquema de TLC con un país que representa menos del 0,02% de sus exportaciones y 0,03% de sus importaciones, o como dijo el embajador Silverstein: «los platos estadounidenses pueden llenarse sin carne uruguaya, pero la carne uruguaya necesita el mercado estadounidense».
¿Qué ofrecería Uruguay de interés económico para Estados Unidos? Agua, empresas públicas y servicios. ¿Acaso los uruguayos no nos hemos manifestado en varias ocasiones al respecto?
Debemos reconocer que Estados Unidos tiene un interés político en este tema, que comienza con dificultar aún más la ya compleja situación del MERCOSUR.
Razón 10: La falta de un modelo de país
Debemos reconocer la vulnerabilidad que significa como país el depender de las exportaciones de un solo producto (carne) y de un solo comprador (Estados Unidos). El TLC remarcará para siempre nuestra actual estructura de exportadores primarios. No diversificamos los mercados compradores, sino que acentuamos nuestra dependencia de un solo rubro.
Si asumimos que varios de nuestros sectores (agricultura, pequeñas y medianas empresas, empresas públicas) van a ser perdedores netos, nuestra estructura productiva no se va a diversificar sino todo lo contrario. La solución no puede ser tratar de entrar a un mercado exportador y productor de excedentes agrícolas, sino a mercados con demanda permanente, y revertir la tendencia del gobierno colorado de concentrarse cada vez más en el mercado estadounidense.