Mediante conferencia de prensa realizada este martes, se presentó el documento de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República titulado «Síntesis de los efectos ambientales de las plantas de celulosa y del modelo forestal en Uruguay», elaborado por un grupo de siete profesionales de esa casa de estudios.
El trabajo analiza «las evidencias científicas disponibles acerca de los posibles impactos ambientales de la instalación de plantas de celulosa y del modelo forestal asociado».
El resumen del documento indica que su elaboración presenta «los efectos del cultivo forestal sobre los servicios ecosistémicos que proveen los pastizales naturales, y los efectos generados por los efluentes líquidos de las plantas de celulosa».
Provee además «criterios, procedimientos y recomendaciones a tener en cuenta en relación a la expansión forestal y los efluentes industriales derivados del establecimiento de las plantas de celulosa».Precisamente una de las conclusiones a las que arriba el documento es que para proveer de materia prima suficiente para el funcionamiento de las dos plantas de celulosa que ya se comenzaron a construir, es necesario aumentar el área forestada en un 40 % en relación con la ya existente en Uruguay, que supera las 700 mil hectáreas.
Por otra parte, también es alarmante el nivel de consumo de agua que representan las dos plantas en un funcionamiento considerado normal. En efecto, el informe indica que «el funcionamiento de las plantas proyectadas requiere de un elevado consumo de agua, tanto en la generación de la materia prima (monocultivos extensivos) como en su transformación (producción de celulosa)». Ambas plantas tendrían un consumo diario conjunto de 140 mil m3.
Este documento generó diversas respuestas desde las autoridades ambientales del gobierno uruguayo, que cuestionaron el hecho que dicho informe se presentara en este momento en el cual Uruguay y Argentina dirimen esta situación en la Corte Internacional de La Haya.
El Ministro de Medio Ambiente de Uruguay, Mariano Arana, manifestó que el documento es «una acumulación increíblemente numerosa de bibliografía extranjera, de apreciaciones personales y de dudas», relativizando el rigor científico del trabajo.
El subsecretario del Ministerio, Jaime Igorra, también relativizó de alguna forma la seriedad del informe alegando que si no se presentaban pruebas, solamente serían «conjeturas».
Ambas respuestas se apegan a la actitud adoptada por el gobierno en todo lo relacionado con el tema de las plantas de celulosa, de dudar y menoscabar cualquier tipo de argumento o estudio que alerte sobre los efectos de estos emprendimientos.
En base a una noticia de RadioMundoReal: www.radiomundoreal.fm