Como antesala del Primer Foro Regional por la Soberanía Alimentaria, realizado entre el 27 al 30 de noviembre en Florida y Montevideo, se reunieron en San José los días 25 y 26 de ese mismo mes mujeres provenientes de distintos países de la región para debatir sobre la sobernía alimentaria desde lo concreto de sus experiencias como campesinas e indígenas.
Fueron dos días buscando alimentar de sentidos al concepto y consensuando acerca de las amenazas que atentan contra la posibilidad de producir soberanamente. Al final del último día de este Taller Escuela Regional de Mujeres, las participantes elaboraron la declaración que a continuación presentamos.DECLARACIÓN TALLER ESCUELA REGIONAL DE MUJERES: YA ES TIEMPO DE SOBERANIA ALIMENTARIA. RUMBO A NYÈLÈNI 2007
San José, 25 y 26 de 2006
Nosotras, mujeres, campesinas, indígenas, afro descendientes pescadoras, del movimiento de mujeres y ambientalista reunidas en San José Uruguay el Taller Escuela Regional de Mujeres: Ya es tiempo de Soberanía Alimentaria. Rumbo a Nyéléni 2007, venidas de todas partes del continente, reconocemos que:
La Soberanía Alimentaria es un principio orientador de nuestra vida y de nuestra lucha.
El trabajo, la creatividad y la sabiduría de las mujeres han sido fundamental para construir y garantizar la soberanía alimentaria de nuestros pueblos.
Por siglos, las mujeres hemos mantenido un vínculo fuerte con la tierra, las agriculturas, los alimentos y las semillas.
Nosotras iniciadoras de la agricultura, hemos recolectado, seleccionado, reproducido, propagado y custodiado las semillas. Construimos conocimientos y saberes que han sido fundamento de las culturas de los pueblos.
Nosotras que hemos sido un pilar fundamental en la producción y preparación de los alimentos, nos declaramos luchadoras incansables por la soberanía alimentaria y en el combate al hambre en el mundo, provocada por los procesos capitalistas y las políticas neoliberales que expulsan a los campesinos y campesinas, a los pueblos indígenas, a los afrodescendientes, a los pescadores de sus territorios, para instalar y favorecer agronegocios que explotan, depredan, destruyen, contaminan y envenenan nuestras tierras y nuestros territorios.
Mientras nuestros campos se transforman en monocultivos intensivos de árboles, de transgénicos, de plantaciones para biocombustibles; en nuestros territorios se construyen represas que destruyen los ríos, se instalan industrias extractivas que dejan desolación y muerte. Nuestros pueblos sufren el flagelo del hambre, la explotación y la desarraigo.
Bajo el discurso del desarrollo y la modernidad; este modelo de sociedad que tiene como motor el mercado, mercantiliza nuestros cuerpos, nuestros deseos, nuestra lengua y nuestra cultura, nuestros afectos, nuestra vida; reconcentra la tierra en manos de empresas transnacionales, nos convierte en manos de obra barata, utiliza estrategias como la ocupación forzada, la militarización de los campos, la criminalización de nuestras luchas y los movimientos, destruye nuestros bosques, mercantiliza la naturaleza a través de los servicios ambientales y los procesos de certificaciones.
Las políticas impulsadas por la OMC, por el Banco Mundial, el FMI, las instituciones financieras internacionales y los gobiernos están hechas para favorecer los intereses de las Corporaciones transnacionales, a través de negociaciones de tratados de libre comercio, los acuerdos bilaterales y multilaterales. El libre comercio que promueve la inversión extranjera, mercantiliza la agricultura y la naturaleza de los alimentos, privatiza el conocimiento y los saberes.
El Plan de Integración de Infraestructura Regional para Sur América promovida por la Instituciones Financieras Internacionales desintegrará nuestros territorios, a través de los megaproyectos como los megapuertos, las carreteras, las hidrovías.
Sumado a esto, el actuar de un sector de la cooperación internacional debilita nuestros procesos sociales, al respaldar discursos como la responsabilidad social corporativa, los procesos de certificación, de comercio justo, creando confusión y dispersión en los esfuerzos por la construcción de la soberanía alimentaria
Ya es tiempo de soberanía alimentaria y por tanto nos comprometemos:
A mantener nuestra identidad, alcanzar la libertad y la justicia, recuperar y defender nuestros territorios, nuestras semillas, construir la solidaridad para todas las mujeres y los hombres del campo.
A construir soberanía alimentaria produciendo, intercambiando, consumiendo alimento acorde a nuestra tradición y conocimiento ancestrales; sin permitir la intromisión política, económica o militar. Respetando los ciclos de la naturaleza, defendiendo el agua, la diversidad biológica, y manteniendo los suelos fértiles
A fortalecer la Campaña «La Semilla Patrimonio de los Pueblos al Servicio de la Humanidad» y a proponer a los movimientos sociales que la semilla sea el símbolo de nuestras resistencias.
A liberar las semillas que se encuentran en las cárceles de los centros de investigación, gobiernos y transnacionales. Para que regresen al control de los pueblos en los semilleros campesinas e indígenas.
A defender el agua, el patrimonio cultural y la naturaleza realizando acciones de resistencia en el próximo mes marzo de 2007, que simbolizan nuestra unidad entre mujeres y campesinado.
A desarrollar un trabajo sostenido de concientización y educación popular por la soberanía alimentaría teniendo como base los alimentos como una necesidad para la existencia de los seres vivos y de construcción de identidad para los pueblos.
A fortalecer las alianzas entre los pueblos indígenas, las organizaciones campesinas, de pescadores, de mujeres, de ambientalistas, de jóvenes, barriales, de comedores comunitarios, sindicales y desarrollar una fuerza social que construya y defienda la soberanía alimentaria en sus múltiples aspectos.
A fortalecer y promover las ferias y los mercados locales, la agricultura urbana, los trueques e intercambios de productos como expresiones de defensa de la soberanía alimentaria, de construcciones de relaciones solidarias y de resistencia al modelo que se impone como hipermercados y las cadenas de distribución en manos del gran capital.
A crear redes de comunicación, información, capacitación y coordinación entre los Pueblos Campesinos, Indígenas, Afro descendientes y Pescadores sobre la Soberanía Alimentaria.
A crear y fortalecer redes de solidaridad entre productores y consumidores de productos tradicionales.
A articular la lucha por la soberanía alimentaria con la soberanía energética, ecológica y otras soberanías de los pueblos
Continuaremos luchando por una reforma agraria integral que garantice la tierra a mujeres y hombres y el control del pueblo a sus territorios.
¡¡¡Es tiempo de soberanía alimentaria!!!