Las plantaciones de árboles a gran escala provocan graves impactos ambientales, sociales y en las economías locales. Impactos como la escasez de agua, dada la alteración de los ciclos hidrológicos y el deterioro de ríos y quebradas; contaminación del aire debido al uso de agroquímicos; el desplazamiento de comunidades enteras debido a la ocupación del territorio; violaciones a los Derechos Humanos, laborales y ambientales; impactos en las mujeres, así como el grave deterioro de la diversidad cultural, la violencia generalizada, la contaminación por pesticidas y la grave pérdida de diversidad biológica, han sido ampliamente documentados alrededor del mundo. (1) Por esa razón, ONGs, Organizaciones de Pueblos Indígenas y movimientos sociales de todo el mundo conmemorarán este fin de semana el Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles organizando acciones, manifestaciones, marchas y mensajes conjuntos para expresar sus inquietudes.Sandy Gauntlett de la Coalición Ambiental de los Pueblos Indígenas del Pacífico dice: “Las plantaciones de árboles no son bosques. Una plantación es un sistema agrícola sumamente uniforme que substituye los ricos ecosistemas naturales y su biodiversidad; los árboles que son sembrados apuntan a la producción de una sola materia prima, ya sea madera, celulosa, caucho, aceite de palma u otros. Sin embargo, instituciones internacionales como la FAO y el Banco Mundial, así como agencias estatales en países tales como Nueva Zelanda, definen incorrectamente a las plantaciones como bosques, pese a la amplia documentación que prueba que lo único que tienen en común es la presencia de árboles. De esa forma, ayudan a imponer y perpetuar un modelo de producción insustentable.”
“Las plantaciones responden a un modelo industrial que produce materia prima abundante y barata que sirve como insumo para el crecimiento económico de los propios países industrializados. A nivel de países productores, lo que queda es un ambiente degradado y una población empobrecida, que son los “costos externalizados” para que la materia prima pueda resultar barata”, manifestó Simone Lovera, de la Coalición Mundial por los Bosques.
“En los territorios que hoy ocupan las plantaciones, ya había o podría haber cultivos agrícolas destinados a asegurar la soberanía alimentaria de los pueblos, manejados por comunidades campesinas o bien, estas comunidades y Pueblos Indígenas podrían desarrollar actividades sustentables y que mejoran su calidad de vida, como el manejo comunitario del bosque” agregó Isaac Rojas de Amigos de la Tierra Internacional. (2)
La lucha que llevan a cabo las comunidades locales contra los monocultivos de árboles es un asunto cotidiano en el mundo. Una lucha que ninguna comunidad pidió sino que le fue impuesta. En Asia y el Pacífico, comunidades locales en Malasia, Indonesia y Papúa Nueva Guinea luchan contra las plantaciones de palma aceitera; en África hay luchas contra las plantaciones de caucho, de palma aceitera o para celulosa en Nigeria, Camerún, Liberia, Swazilandia y Sudáfrica y en América Latina, países como Brasil, Argentina, Chile, Ecuador y Uruguay sufren los impactos del “desierto verde” de pinos y eucaliptos, mientras que en Colombia avanzan las plantaciones de palma para agrocombustibles, al igual que en Venezuela y Centroamérica.
Para empeorar la situación, las plantaciones a gran escala de árboles están siendo promovidas como una solución -falsa- al cambio climático. Por un lado, el Parlamento Europeo y otras instituciones impulsan la llamada segunda generación de agrocombustibles (3) basada en madera, que llevará a una rápida y amplia expansión de este monocultivo, incluyendo árboles tránsgénicos. (4) Por otro lado, algunos países en desarrollo ven en un posible fondo bajo la Convención sobre Cambio Climático, una posibilidad de financiamiento a las grandes plantaciones como sumideros de carbono para compensar la pérdida de los bosques. Así los mecanismos conocidos como REDD (por sus sigla en inglés), podrían convertirse en un subsidio masivo para las plantaciones.
“Todos los ‘días internacionales’ se refieren a aspectos problemáticos de importancia global que requieren de la atención del mundo. La expansión de los monocultivos de árboles a gran escala es uno de tales asuntos. Por esta razón es que el 21 de setiembre próximo, daremos visibilidad a la gran cantidad de luchas que se dan actualmente en todo el mundo, evidenciaremos los impactos negativos de este modelo y el mundo tendrá la oportunidad de sumarse a esta lucha”, explica Ricardo Carrere, del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, quien también agrega: “el 21 de setiembre es también el Día Internacional de la Paz. Esto es justamente lo que se quiere y busca con estas luchas: paz para que las comunidades afectadas puedan recuperar su forma de vida en armonía con la Naturaleza y con otras personas. Este próximo 21 de setiembre celebraremos, además, la resistencia fecunda que desde muchas comunidades se impulsa día a día, por un mundo con justicia y sin estas destructivas plantaciones”.
NOTAS:
(1) Todos estos impactos han sido documentados en diversas publicaciones, estudios de caso y denuncias de las mismas comunidades. Puede visitarse la página del World Rainforest Movement al efecto: www.wrm.org.uy
(2) El manejo comunitario del bosque ha sido documentado como una iniciativa de sustentabilidad desde Amigos de la Tierra Internacional. Para mayor información consúltese www.foei.org
(3) Véase en la página de la Coalición Mundial por los Bosques, un análisis sobre los agrocombustibles en: www.globalforestcoalition.org
(4) Puede consultarse más información sobre árboles transgénicos en www.wrm.org.uy, www.foei.org, www.globalforestcoalition.org
Para mayor información contactar a:
– Ricardo Carrere, Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, Uruguay: (598) 2 413 2989 rcarrere@wrm.org.uy
– Simone Lovera, Coalición Mundial por los Bosques, Paraguay: (595)-981-407375 simone.lovera@globalforestcoalition.org
– Isaac Rojas, Amigos de la Tierra Internacional, Costa Rica: (506) 8338-3204 gavitza@racsa.co.cr