Entrevista a Marta Borges, dirigente de agricultores familiares, acerca del papel de las mujeres rurales en las medidas contra la sequía que afecta a Uruguay.
Desde hace un mes, el sector de la producción agropecuaria familiar en Uruguay se encuentra movilizado buscando soluciones al dramático problema de la sequía que ha diezmado las producciones y las economías domésticas de decenas de miles de habitantes del medio rural.
En esta movilización, la mujer rural ocupa lugares de destaque y en varias regiones se encuentra a la cabeza de la organización para la distribución de agua –sea para consumo doméstico o animal.
Es que desde hace unos tres años, se ha registrado el reflotamiento de varias entidades de fomento rural de base vinculadas a la producción familiar de alimentos en el país y en ese proceso el aporte femenino ha conocido una preponderancia inédita para lo que es el gremialismo rural.
En la zona sur del Uruguay, varias zafras de alimentos de primera necesidad se encuentran en pleno desarrollo, aunque duramente golpeadas por la falta de agua que ya suma unos cien días: el tomate con destino a la industria, la cebolla, la manzana y en pocos días más la vendimia en la que cada vez suman más las mujeres que, provenientes de todo el país donde en general se desempeñan como trabajadoras zafrales en otros rubros, complementan su sustento con el corte de uvas en las inmediaciones de Montevideo.
Marta Borges es una de esas mujeres que vienen jugando un rol decisivo para que el agua potable, la ración para el ganado hambriento y algún escaso riego que intente salvar la cosecha y el sustento económico de las familias a lo largo del invierno, lleguen en tiempo y priorizando a quienes más lo necesitan.
Dirigente de la Sociedad de Fomento de Míguez, a unos 80 kilómetros de la capital Montevideo dialogamos con ella sobre la realidad de su familia y su tarea en esta emergencia.
Cebollas, tomates y ganado son los tres ejes de su economía familiar. “Terminamos de trabajar y de tardecita vamos a la sociedad de fomento a ver qué se puede hacer, cómo podemos ayudar a nuestras familias vecinas”, testimonia.
Marta forma parte además del grupo de horticultores que han decidido contar con su propia planta de molienda de tomate para concentrado en forma cooperativa. Este proyecto se verá postergado un año debido al fracaso de los cultivos, inicialmente todos bajo riego pero cuyas fuentes de agua se agotaron hace ya semanas.
Nota publicada en Radio Mundo Real el 3 de febrero. La puede leer y escuchar en:
http://www.radiomundoreal.fm/rmr/?q=es/node/27124