http://www.flickr.com/photos/melissamaples/Contaminación transgénica de maíces en Uruguay; entrevista al bioquímico Pablo Galeano (Redes – AT Uruguay)

La “coexistencia controlada” entre cultivos transgénicos y orgánicos o convencionales es un espejismo legal que no tiene su correlato en la realidad. Y en Uruguay el caso de contaminación de maíz no transgénico con polen de cultivos transgénicos así lo demuestra. Pero lo que parecía claro y previsible desde el comienzo, se encuentra ahora corroborado por una investigación científica que fuera presentada los días 2 y 3 de marzo últimos por parte de integrantes de REDES – Amigos de la Tierra Uruguay y de las facultades de Ciencias, Química y Agronomía.

La investigación llamada “Detección de Contaminación de Cultivos de Maíz Convencionales y Orgánicos con Transgénicos” fue llevada a cabo en convenio con los Departamentos de Estadísticas y Producción Vegetal de la Facultad de Agronomía, la Sección Bioquímica de la Facultad de Ciencias y con la colaboración de la Cátedra de Bioquímica de la Facultad de Química de la Universidad de la República Oriental del Uruguay. Para las pruebas se tomaron muestras de maíz en 24 chacras, diez de éstas con producción transgénica y once de maíz no transgénico.

Radio Mundo Real dialogó con Pablo Galeano, bioquímico integrante de Redes – Amigos de la Tierra Uruguay y uno de los responsables del estudio. Una de las chacras estudiadas en las que se encontró contaminación estaba a más de 330 metros del origen de la misma, o sea, a más de los 250 metros establecidos por la ley. Pero además, según se comprobó, esta distancia no se respeta a nivel de muchos predios productivos.

Galeano puntualizó que por la escasez de recursos el estudio se vio limitado en su extensión, a pesar de lo cual se continuará con el mismo en los próximos meses.

En Uruguay existen dos variedades de maíz transgénico autorizadas: el MON 810 de la trasnacional Monsanto y el Bt 11 propiedad de Syngenta. Galeano señala en la entrevista que la contaminación registrada proviene de las dos variedades de transgénico.

“Después de la moratoria que se levantó en julio de 2008 el gobierno definió una política de coexistencia controlada señalando que mediante la misma se iba a poder respetar los derechos de todos: productores y consumidores, profundizándose la discusión. Esta investigación viene a demostrar que aún con los pocos eventos transgénicos que hay no existen garantías de ningún tipo para aquellos que busquen conservar materiales criollos libres de transgénicos u orgánicos. Por lo tanto la coexistencia regulada no es coexistencia”, precisó el científico.

En otro tramo de la entrevista Galeano describió los riesgos que como país encierra esta contaminación en materia de derechos de propiedad intelectual. “En la zafra pasada participaron unos 2800 productores (de maíz) de los cuales 2400 son pequeños productores que representan sólo el siete por ciento del área y casi ninguno de ellos planta semillas transgénicas que son un 50 por ciento más caras. Si con los materiales criollos que hay, Uruguay quisiera realizar un programa de mejoramiento y hubiera contaminación, no podría porque esos genes son propiedad de Monsanto o Syngenta y los tratados de libre comercio protegen a las corporaciones por lo cual el país debería pagarles por derechos de propiedad intelectual”, alertó el científico uruguayo.

Nota publicada en Radio Mundo Real el 12 de marzo. La puede leer y escuchar en:
http: //www.radiomundoreal.fm/?q=es/node/556