La “II Conferencia Sindical Trabajo y Medio Ambiente en América Latina y el Caribe” se realizó en la capital argentina, Buenos Aires, convocada por la Confederación Sindical de Trabajadores y Trabajadoras de las Américas (CSA), con participación de organizaciones sindicales de la región, federaciones sindicales internacionales, redes y organizaciones ambientalistas.
Uno de los temas centrales trabajados en la conferencia, llevada a cabo el 4 y 5 de mayo, fue el del cambio climático, una de las más graves crisis ambientales que enfrenta la humanidad en la actualidad. REDES – Amigos de la Tierra Uruguay participó de las actividades.
Abajo presentamos el comienzo de la declaración surgida de la “II Conferencia Sindical Trabajo y Medio Ambiente en América Latina y el Caribe”. Al final de esta breve presentación, ponemos a disposición el documento completo en formato pdf para quienes quieran acceder a él:
II CONFERENCIA SINDICAL
TRABAJO Y MEDIO AMBIENTE EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
BUENOS AIRES, ARGENTINA, 4 Y 5 DE MAYO DE 2009
La II Conferencia Sindical Trabajo y Medio Ambiente en América Latina y el Caribe, convocada por la Confederación Sindical de Trabajadores y Trabajadoras de las Américas (CSA), con participación de organizaciones sindicales de la región, instancias sindicales de coordinación subregionales, Federaciones Sindicales Internacionales, redes y ONGs ambientalistas, adoptó la siguiente declaración.
Crisis de justicia distributiva y la necesidad de acción urgente
El modelo depredador que se soporta en la financierización de la economía, la sobreexplotación de la mano de obra y la destrucción del medio ambiente, nos llevó a la situación en la que estamos hoy, enfrentando una crisis alimentaria, social, energética, ambiental y financiera. Una crisis que el movimiento sindical caracterizó como crisis de «justicia distributiva», es decir la desarticulación entre el elevado aumento de la productividad y el poco aumento de los salarios, que afecta seriamente la vigencia de Derechos Humanos tales como vivir en un medio ambiente sano, con acceso a la educación, a la salud, con seguridad social y seguridad y soberanía alimentaria. La desigualdad y el impacto negativo profundizado por estas crisis tienen en las mujeres trabajadoras a sus principales víctimas, toda vez que en su mayoría son ellas las responsables de asegurar la economía familiar, el cuidado de los niños/as y de las personas mayores.
En lo que se refiere a la crisis ambiental, las consecuencias de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) son predecibles y demandan una acción inmediata. Sin embargo, para enfrentar al cambio climático es necesario también una solución que enfrente la injusticia social.
Desde hace más de 30 años, las sucesivas crisis económicas de diverso alcance que ha conocido el mundo fueron enfrentadas utilizando un mismo conjunto de herramientas: el aumento de la libertad de circulación de capitales, mayor apertura comercial, incremento en la flexibilidad laboral, el debilitamiento del Estado y la pérdida de soberanía.
El efecto resultante: menos organización social, debilitamiento de los sindicatos, deterioro en la seguridad social, mayor concentración de la riqueza en pocas manos, descapitalización, precariedad laboral, pobreza para las regiones en subdesarrollo y un acelerado deterioro del medio ambiente.
Queda claro que la crisis sin precedentes que hoy vive el mundo no es más que el fracaso del neoliberalismo, cuyos ideólogos pensaron que las leyes del mercado estaban por encima del ser humano, haciendo del trabajo y los recursos naturales una mercancía y apartando al Estado de su rol como regulador, para convertirlo en un simple gestor. La respuesta en medio de la crisis es Transformar el Estado y recuperar su rol en la regulación de la economía y como promotor del desarrollo. Las políticas públicas son fundamentales para la superación de los graves desajustes económicos, sociales y ambientales heredados de la etapa neoliberal en la región.
Hemos entrado a la era de los límites. Los informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) pueden traducirse claramente: tenemos 50 años para completar el cambio en nuestros patrones de producción y consumo, hacia un mundo con menores emisiones de GEI.
Nuestros países tienen derecho al desarrollo y como tal debe ser reconocido por la comunidad internacional, como forma de superación de los desequilibrios y la deuda social de nuestras poblaciones. Para alcanzar el mismo debe tenerse en cuenta que los recursos naturales del planeta no permiten extender el modo de consumo de los países industrializados a toda la población mundial. El movimiento sindical de las Américas tiene el compromiso de luchar porque ese desarrollo sea sustentable económica, política, social y ambientalmente.
Acceda a la declaración completa de la “II Conferencia Sindical Trabajo y Medio Ambiente” en formato pdf.