Uruguayos deciden no apoyar el plebiscito para anular la impunidad
Durante todo el domingo, la postal que podía verse en las calles de Montevideo era prácticamente igual en cada uno de los barrios: gente agitando banderas en las esquinas, entre las que predominaban las rojas, azules y blancas del Frente Amplio –el partido que nuclea a las agrupaciones de izquierda en Uruguay- junto a pancartas y banderas rosadas, que representaban el voto afirmativo en el plebiscito para anular la ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado, que al igual que el plebiscito que abogaba por el voto epistolar, se celebraba junto a las elecciones nacionales.
La ley que se buscaba anular este domingo garantiza la impunidad de quienes violaron los derechos humanos durante la última dictadura cívico-militar uruguaya, ocurrida entre 1973 y 1985. El plebiscito había sido posible gracias a decenas de organizaciones sociales, que habían conducido una campaña masiva de recolección de firmas para que la ciudadanía se expidiera por segunda vez sobre este asunto.
Pero sobre la noche, cuando se empezaron a conocer las primeras proyecciones de las consultoras de opinión pública sobre el resultado de las elecciones, las bocinas que se escuchaban aún con fuerza en la calle se fueron apagando. Según se informaba, ninguno de los plebiscitos había logrado superar el 50 por ciento de los apoyos, la cantidad necesaria para ser aprobado. Con un porcentaje apenas superior al 40 por ciento, la papeleta rosada, que representaba el “Sí” para anular la ley de caducidad, había sido rechazada por la ciudadanía.
“La lucha por los derechos humanos es permanente. Desde lo ético, esta ley es nula”, declaró Luis Puig, integrante de la Coordinadora por la Nulidad de la Ley de Caducidad, en una conferencia que brindó ese organismo el domingo, luego de conocerse los resultados.
Puig recordó además que la papeleta rosada había logrado concitar un gran apoyo entre la ciudadanía, y que el resultado no quería decir que el pueblo uruguayo convalidara la tortura. “De ninguna manera se baja la cortina, hay mucho para hacer en materia de derechos humanos”, afirmó.
En cuanto a las elecciones nacionales, el Frente Amplio volvió a ser el partido más votado, pero no alcanzó el porcentaje de sufragios necesario para alcanzar la presidencia en primera vuelta. Por ello en noviembre se celebrará un ballotage entre la fórmula frenteamplista, encabezada por José Mujica y Danilo Astori, y la del derechista y conservador Partido Nacional, representada por el ex presidente Luis Alberto Lacalle y por Jorge Larrañaga.
Esta última fórmula presidencial ya cuenta con el apoyo del presidenciable del también derechista Partido Colorado, Pedro Bordaberry, hijo del dictador Juan María Bordaberry.
Nota publicada en Radio Mundo Real el 26 de octubre. La puede leer y escuchar en: http://www.radiomundoreal.fm/Un-paso-atras