El contexto actual, pasados ocho años de gobierno del Frente Amplio en Uruguay, es particularmente propicio para reflexionar acerca de las diversas condicionantes para la aplicación de estrategias de desarrollo económico, productivo y social.
Una de las características de la estructura de clases de la sociedad uruguaya es la relativa ausencia o debilidad histórica de un sector que en función de su capacidad de control de los factores productivos (tierra, capital) lidere ciclos de expansión de inversión productiva, innovación industrial y transformaciones económicas. Si para el resto de los países latinoamericanos la existencia de una «burguesía nacional» constituyó un debate clave durante décadas para entender las posibilidades del desarrollo, en Uruguay esa interrogante no pasó mucho más allá del planteo.