Por Sebastián Valdomir y Natalia Carrau, extraído de la revista América Latina en Movimiento Nº 485 de mayo de 2013.
La inversión extranjera es actualmente uno de los principales agentes de la globalización. América Latina ha sido históricamente receptora de inversiones extranjeras y juegan un papel relevante en el crecimiento de la macroeconomía de los países de la región. A partir de la década de los noventa, América Latina, y particularmente los países del Mercosur, experimentan un crecimiento sin precedentes de los flujos de inversiones recibidas.
Los enfoques dominantes de la teoría y el análisis económico coincidieron en explicar el crecimiento de las inversiones en función de las reformas estructurales aplicadas, la promoción de políticas e instrumentos de liberalización de las inversiones, las privatizaciones de sectores estratégicos y servicios básicos, el auge de teorías económicas neoliberales aplicados por los gobiernos de la época, entre otros. Detrás de estas políticas cerraron filas instituciones financieras y gobiernos de economías centrales: el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Estados Unidos y Gran Bretaña por mencionar algunos.