La Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas informó a la Comisión para la Gestión del Riesgo y a los integrantes del Gabinete Nacional de Bioseguridad (representantes de los ministerios de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente; Industria, Energía y Minería; Ganadería, Agricultura y Pesca; Salud Pública; Economía y Finanzas y Relaciones Exteriores) de “un nuevo caso de contaminación transgénica en maíces criollos de Uruguay, lo que supone un perjuicio para los productores en algunos casos y una amenaza a la conservación in situ de las semillas criollas”, según divulgó Redes Amigos de la Tierra en su portal. La comunicación se hizo mediante una carta, acompañada del estudio científico respectivo.
El fenómeno se vehiculizó resultado de un trabajo iniciado en el segundo semestre de 2014, cuando los técnicos de la Red de Semillas hicieron un llamado abierto a productores que quisieran testear sus semillas de maíz para establecer si mantenían la condición de libres de modificación genética. Se interesaron 56 integrantes de la red, provenientes de Canelones, Colonia, Maldonado, Montevideo, Salto y Treinta y Tres. “Para cada muestra se analizó la presencia de las proteínas Cry1Ab, Cry1F y CP4 EPSP de forma de cubrir todos los eventos transgénicos en maíz aprobados en Uruguay”, precisa la información.
Los exámenes se realizaron en el Laboratorio de Bioquímica de la Facultad de Química de la Universidad de la República, en el marco de un convenio suscrito en 2013 por Redes y la Fundación para el Progreso de la Química que impulsa dicha facultad.
En tres de las 18 muestras se encontró “la proteína Cry1Ab”, mientras que las proteínas Cry1F y CP4 EPSP no fueron halladas en ningún caso. Uno de los episodios afecta a una productora olimareña, que había obtenido las semillas de parte de un colega que las reproducía desde 2005. En 2013, cuando se concretaron los primeros análisis de este tipo, ya se había controlado esa misma especie sin que se registraran trazas de organismos genéticamente modificados (OGM). “La hipótesis más factible es que el cultivo que hizo la productora en la zafra 2013-2014 haya recibido polen de algún cultivo de maíz GM [genéticamente modificado] cercano en el momento de la floración, con lo que se produjeron eventos de interpolinización”. Los dos restantes correspondieron a productores canarios de Rincón de Pando y Tapia.
En la carta entregada ayer, la Red reiteró su solicitud de que “se tomen las medidas necesarias para respetar el derecho de los productores a optar por modalidades productivas que no impliquen el uso de transgénicos”. “La presencia de transgenes en estas semillas afecta la identidad no-GM del cultivo y desestimula su conservación por parte de los productores”, muchos de los cuales “producen semillas orgánicas” lo cual les trae aparejados “problemas comerciales”. En 2013, la Facultad de Química confirmó la primera situación de contaminación en semillas de maíz criollo procedentes de Quebrada de los Cuervos. En aquel entonces, la Red también envió una carta con el mismo destino que la de ahora, alertando del fenómeno y pidiendo que se tomaran medidas para evitar que se multiplique ante el aumento sostenido de los cultivos transgénicos de maíz.