La lógica del libre comercio y la liberalización de las inversiones ha logrado cuestionar el papel y alcance del Estado en la actualidad. Lo hace valiéndose de numerosos instrumentos que están a su alcance: legislación nacional, regional, internacional y multilateral, apelando a normativas específicas que regulan temáticamente “lo que se puede y no se puede hacer”. La capacidad de maniobra de los Estados se amplió durante el inicio del S. XXI con el reconocido fracaso de las políticas de ajuste estructural y liberalización aplicadas en las décadas de auge del neoliberalismo. Sin embargo, el Estado que emerge de este período es un Estado pobre, débil, exigido y presionado por múltiples demandas sociales, económicas, políticas y culturales. Hacer frente a la agenda de políticas públicas implicó defender y poner a prueba al mismo tiempo sus instrumentos y habilidades.
Este documento hace foco en las diversas formas que operan prácticamente estos instrumentos de promoción y protección de inversiones. Operan en asociación con Estados desarrollados y al amparo de instituciones financieras internacionales y regionales. Operan también a impulso de las empresas transnacionales que se insertan a través de las inversiones extranjeras en países en desarrollo, en busca de remover los obstáculos para una perpetua ampliación de la frontera de explotación. En este “viejo-nuevo” conocido juego de poder, las reglas y los actores que lo utilizan funcionan como un perfecto “match” en donde el escenario nunca podrá ser de pérdida… para ellos.