Con motivo de la celebración el 5 de junio del Día Mundial del Medio Ambiente, la coordinadora de REDES – Amigos de la Tierra Uruguay, Karin Nansen, escribió en la diaria: “Vivimos una crisis socioambiental profunda que tiene su origen en la injusticia y la opresión y cuyos impactos las exacerban, por eso hablamos de la imperiosa necesidad de cambios profundos para avanzar hacia la justicia ambiental, social, económica y de género”.
Según Nansen, esos cambios “deben abarcar el sistema económico y de comercio e inversiones, el modelo de producción industrial y agroindustrial, el sistema energético, las formas de gestión y cuidado de los territorios urbanos y rurales, y las relaciones internacionales”. Con estas preocupaciones como telón de fondo, REDES-AT realizó un foro público titulado “La Justicia Ambiental y sus múltiples dimensiones”, en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente que se celebraría dos días después.
Frente al agravamiento de las crisis socio ambientales sistémicas que amenazan los sistemas ecológicos y sus funciones, comprometen la realización de derechos fundamentales y la calidad de vida de nuestra población, el foro reunió a diversas organizaciones y movimientos sociales para analizar las causas estructurales de la crisis climática, de la biodiversidad, del agua y el hambre, y sus graves implicancias en términos de justicia.
Primera parte
La articulación de una perspectiva crítica
Algunos ejes temáticos fueron centrales en la actividad y estructurantes del debate, como la concepción de territorio, el cuidado de la vida, la importancia de la realización de derechos y de las políticas públicas. Karin Nansen abrió la actividad y reivindicó la importancia de los derechos colectivos de los pueblos, “los derechos históricos que no son reconocidos en nuestro país, voces que son silenciadas”, y la urgencia de una perspectiva crítica sobre la historia. “Justicia ambiental también tiene que ver con recuperar la historia para impedir que se siga reproduciendo la lógica de explotación de la naturaleza y las personas”, dijo.
Para los pueblos, los territorios son espacios de producción y reproducción de la vida, de trabajo, de cultura, pero para otros los territorios son plataformas para la reproducción de capital.
Para resolver esa disputa son cruciales las políticas públicas que frenen el avance del neoliberalismo sobre los territorios, consideró Nansen, “deben estar diseñada para la defensa de lo común y lo público, para retomar control sobre el sistema alimentario y el energético, para cuidar los territorios de manera colectiva, decidir qué y cómo producir, cuidar las semillas nativas y criollas (…) No somos consumidores y actores del mercado, somos sujetos políticos que queremos definir nuestro presente y futuro, tomar decisiones y generar nuevas relaciones sociales y con la naturaleza”, dijo la ambientalista.
Sin antirracismo, no hay justicia ambiental
Homero Rodríguez, de Mundo Afro, tomó la posta sobre las políticas públicas, “la ausencia de una política es una política. Uno sabe cuándo no es invitado a la fiesta”. Antes había dicho incluso que le gustaría que el 1º de mayo tuviera más en cuenta a la comunidad afro uruguaya, “no en el discurso, sino en el sentimiento”. Para el activista, la revolución triunfante es la de las organizaciones feministas.
Rodríguez habló de la necesidad de la reparación. “Un pueblo que fue asesinado en masa necesita ser reparado, pero si esto no lo entienden todas las organizaciones sociales se transforma en un sueño”. El representante de Mundo Afro aseguró que “Uruguay necesita reconocerse multicultural”, pero consideró que las organizaciones sociales del país ni siquiera han pensado en eso. “Entonces, ¿cómo generamos grandes redes de pensamiento?, nosotros no trabajamos para los negros, trabajamos para la sociedad”, dijo.
Sin pueblos originarios, no hay justicia ambiental
Por su parte, Martin Delgado, representante del Consejo de la Nación Charrúa (CONACHA), retomó el tema de la reparación y las políticas para invisibilizar a los pueblos, y aseguró que en Uruguay hubo una política de Estado para pretender que no hay indígenas en el país. “Además de ser parte del campo de la lucha ambiental, también trabajamos por reparación, recuperación de espacios, de la lengua. (…) No hablar del tema indígena en Uruguay es una política, es una reproducción simbólica de ese genocidio fundacional”, dijo Delgado.
“La sociedad uruguaya no tiene por qué seguir reproduciendo esto, pero para eso hay que poner el tema sobre la mesa”, reclamó. En este sentido, contó que Uruguay no ha ratificado el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre Pueblos Indígenas y Tribales, que es el principal instrumento internacional, de carácter vinculante, para la defensa de los derechos de esos pueblos. Agregó que hay solo tres países de América Latina que no lo ratificaron: Surinam, la Guayana francesa y Uruguay. “Estamos al mismo nivel de una colonia francesa en políticas indigenistas”, comparó Delgado.
El representante indígena evaluó que es importante rescatar la memoria de nuestros pueblos originarios, porque ese mundo existió durante siglos “y garantizaban cosas que para el mundo de hoy son importantes: eran sustentables ecológicamente, la extinción de las especies nativas de Uruguay comenzó con la llegada de los europeos, el hambre solo aparecía si había un evento ambiental extraordinario”.
Además, Delgado resaltó que la memoria indígena también aporta formas de relacionarse comunitariamente. “No puede haber una recuperación del pueblo Charrúa si no hay una recuperación de determinados espacios territoriales. Para conseguir hierbas medicinales, cueros, pieles, entre otras cosas, necesitamos un espacio territorial. Y para eso se necesita no depredar nuestro sistema nativo”.
El integrante de CONACHA lamentó que Uruguay no reconoce a las comunidades locales. “Las comunidades locales existen y son diversas, por eso tampoco nos sirve un ambientalismo estado centrista homogeneizante. Vamos a seguir luchando por construir un Uruguay donde todos podamos estar”, dijo.
Sin feminismo, no hay justicia ambiental
En tanto, para la representante del Colectivo Ecofeminista Dafnias, Lilián Celiberti, “no hay justicia si no hay redistribución, si no hay reconocimiento. La idea de justicia supone mirar la pluralidad que somos”. Celiberti aseguró que hay una crisis ecológica, pero también una crisis de los cuidados. “La variable de ajuste es el tiempo humano que se coloca para sostener la vida mínimamente. No hay posibilidades de existencia del sistema capitalista sin el trabajo gratuito, el trabajo de cuidados, de reproducción de la vida, porque no hay ningún salario de las clases populares que cubra todas las necesidades de nuestros cuerpos para sobrevivir”, enfatizó.
Según Celiberti, “estamos viviendo una guerra contra la vida”, que se expresa en los cuerpos y en los territorios. En los cuerpos porque cada vez se sufren más enfermedades de las que se desconoce su origen, y que muchas veces están vinculadas con las formas de alimentación en un mundo controlado por pocas empresas del agronegocio. “Partimos de definir que estamos en un momento particular del avance capitalista contra las tramas de la vida en todos los sentidos”, porque “todo está contaminado de alguna manera”, dijo.
La feminista presentó los conceptos de “ecodependencia” e “interdependencia”. “Pensar de una forma crítica es pensarnos dentro de la naturaleza, y dentro de la naturaleza dominada, en este momento, por lo que podríamos definir como el capitaloceno”, consideró. Entre los desafíos que plantea la ecodependencia en el capitaloceno, según dijo, están los límites ecológicos de los minerales y energías fósiles, el cambio climático y el ritmo de extinción de la biodiversidad, los cambios en el uso del suelo, entre varios otros.
Existe un conflicto capital-vida, “Nos referimos a la voracidad capitalista sobre los territorios, a la acumulación producida a costa de la desposesión de comunidades enteras, con el exterminio económico, social, natural, simbólico. Hoy estamos asistiendo esa situación dramática con Palestina”.
Segunda parte
En el Foro Público “La Justicia Ambiental y sus múltiples dimensiones” participaron también la comisión de Ambiente y el Departamento de Desarrollo del PIT-CNT, la Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas, Asamblea por el agua de rio Santa Lucia, No al proyecto Neptuno y la Agrupación de Funcionarios de UTE (AUTE), pronto podrás saber más de sus intervenciones en la segunda parte de esta nota.
El video completo de la transmisión en vivo se puede ver aquí: