Los cambios estructurales provocados por el fuerte desarrollo de los agronegocios en los últimos años en Uruguay, plantean un nuevo escenario en el agro donde las bases que sustentan la Soberanía Alimentaria se ven debilitadas. La concentración de la gestión del territorio y la cadena agroalimentaria en cada vez menos empresas y la degradación intensa a la que son sometidos los bienes naturales son la expresión más sobresaliente de este proceso. Visto como virtuoso por algunos actores políticos y empresariales, el modelo de desarrollo productivo en que se sustenta el agronegocio plantea serios obstáculos a la viabilidad de una agricultura diversificada, gestionada por actores afincados en el territorio, apoyada en tecnologías socializadas y apropiables por parte de los productores, donde la conservación de los recursos y el cuidado de la salud de la población sean elementos a valorar a la hora de tomar decisiones de gestión.