En general el Pit-Cnt y el gobierno coinciden en la mayoría de los temas. Pero una sigla, TISA, cuyo significado seguramente es desconocido por la mayoría de los uruguayos, está causando ya una divergencia nada menor entre el Poder Ejecutivo y la central sindical.

TISA son las siglas en inglés del Acuerdo en Comercio de Servicios (Trade in Services Agreement) un tratado internacional que se está negociando en Ginebra en estos días y que apunta a liberalizar un sector crucial de la economía. Estados Unidos y la Unión Europea (ambos con gran fortaleza en el sector de servicios) son sus grandes impulsores aunque no los únicos. Hay 23 partes involucradas. La Unión Europea reúne a 28 estados, con lo cual participan en las tratativas un total de 50 países. La Unión Europea (el actor que más servicios exporta a nivel mundial) difundió oficialmente su oferta en julio del año pasado, luego de que la «filtrara» la organización WikiLeaks que acusó a sus impulsores de estar actuando con secretismo.

Las partes que participan son Australia, Canadá, Chile, Taiwán, la Unión Europea, Hong Kong, Islandia, Israel, Japón, Liechtenstein, Nueva Zelanda, Noruega, la República de Corea, Colombia, Costa Rica, México, Panamá, Perú, Turquía, Estados Unidos, Uruguay, Pakistán y Paraguay.

Cuando trascendió que el gobierno de José Mujica había hecho saber su voluntad de participar en las tratativas que comenzaron en 2013, el propio presidente actual Tabaré Vázquez admitió que no estaba al tanto y que debía informarse. Casi enseguida el canciller Rodolfo Nin Novoa y el ministro de Economía, Danilo Astori, se plegaron a una posición que puede resumirse como «mejor estar que no estar».

Carlos Pérez del Castillo, asesor del canciller para negociaciones comerciales internacionales, explicó a El País que los países que representan el 70% del comercio mundial de servicios, impacientes ante la lentitud de los avances de la ronda de Doha, decidieron llevar adelante una negociación. «Las conversaciones venían muy lentas y los más rápidos decidieron comenzar otras tratativas por fuera de la Organización Mundial del Comercio (OMC). El comercio de servicios crece muy rápidamente en el mundo. Estos acuerdos operan distintos a los de bienes. Los países establecen posiciones defensivas, es decir determinan los sectores que prefieren no abrir. Por ejemplo, Estados Unidos determinó esto respecto al transporte marítimo y aéreo. Que estos acuerdos son importantes lo muestra que nada menos que China, que tiene gran cantidad de monopolios estatales, pidió para ingresar», comentó. «Los servicios han crecido mucho. La importancia de estar es que se puede tener voz, porque si no al país le presentarían un paquete ya cerrado. Así se puede decir, esto sí y esto no. Pero nada obliga a firmar» lo que se acuerde, explicó.

Para Pérez del Castillo, quienes se oponen a estas tratativas deben tomar en cuenta que ya en las estancadas conversaciones entre el Mercosur y la Unión Europea está incluida la liberalización de los servicios. «Hay que estar informado y medir bien los costos de estar y de no estar», opinó.

En Uruguay se podrían beneficiar las empresas de software, de consultorías y de servicios empresariales, ejemplificó.

Entre las posiciones «defensivas» ya se sabe que Uruguay establecerá que no abrirá sus monopolios estatales en la telefonía básica, la importación de petróleo y la refinación de combustible y el suministro de agua.

El peso de los servicios.

Hay once grandes grupos de servicios: los prestados a las empresas, las comunicaciones, la construcción y servicios de ingeniería conexos, la distribución, la enseñanza, los vinculados al medio ambiente, los financieros, los sociales y de salud, los de turismo, los de esparcimiento y los de transporte. Según Uruguay XXI, las exportaciones de servicios de Uruguay llegaron en 2014 a US$ 4.400 millones, de los cuales US$ 1.230 millones correspondieron a los servicios denominados «globales». Estos son los servicios que brindan desde Uruguay empresas internacionales que tienen aquí, por ejemplo, Centros de Servicios Compartidos o Centros de Distribución Regional. Al menos 16.000 personas trabajan en este sector.

Uruguay ofrece regímenes e incentivos fiscales que favorecen los servicios incluidos en el régimen de puerto libre y la ley de zonas francas, entre otras normas. El Instituto Uruguay XXI destaca como áreas con un potencial particularmente destacado las de Tecnologías de la Información, el área de Farmacéutica y Salud, la Industria Audiovisual y la de Arquitectura e Ingeniería.

En Uruguay hay empresas que dan servicio a otras de contabilidad, cobranza, pagos de sueldos, facturación, administración de recursos humanos (Business Process Outsourcing), de software y aplicaciones vinculadas al procesamiento de datos (Information Technology Offshoring) y servicios de análisis de mercados, investigación, consultoría en servicios legales y análisis de riesgo y crediticios, llamados Knowledge Process Outsourcing. Algunas empresas brindan los tres tipos de servicios juntos.

COMPROMISO.
El gobierno anterior quería participar.

La «sorpresa» que generó este año el anuncio de que Uruguay quería ingresar al TISA, no debió ser tal ya que el 2 de mayo de 2014 la Unión Europea emitió un comunicado en Bruselas en el que señalaba su «fuerte respaldo» a la intención de Uruguay de sumarse a las tratativas. «Antes del comienzo de las negociaciones del TISA, Montevideo claramente confirmó por escrito su interés», decía el comunicado. Y citaba al entonces canciller Luis Almagro que decía que «Uruguay comparte los objetivos de las negociaciones del TISA y respetará los resultados de las negociación obtenidos por otros participantes si se suma».

El comisario de Comercio de la Unión Europea, Karel de Gucht, dijo que la unión «da la bienvenida a Uruguay en las negociaciones del TISA y apoya firmemente su participación en ellas desde ahora».

El comunicado recordaba que en septiembre de 2013 Uruguay había manifestado su interés por escrito. Las tratativas habían sido lanzadas en marzo de ese año. Agregaba que se buscaba un entendimiento ambicioso y amplio que cumpla con las líneas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y que en una etapa posterior pueda ser «multilateralizado» (es decir adoptado por todos los estados que forman parte de la OMC) una vez que se llegue a una «masa crítica» de firmantes. Los impulsores iniciales de las conversaciones adoptaron el curioso nombre de «Amigos realmente buenos de los servicios» (Really Good Friends of Services), aunque aclararon que no se trata de un grupo exclusivo ni estable de integrantes de la OMC.

En las conversaciones se planteó que una vez que un país levante algún tipo de medidas restrictivas al comercio de servicios como pueden ser los monopolios, no puede haber una marcha atrás. Uruguay ya dejó claro que no derogará monopolios estatales.
Lo que le genera inquietud al Pit-Cnt

Al Pit-Cnt le inquieta en particular la posibilidad de que las empresas extranjeras puedan ingresar al mercado de las compras gubernamentales en las mismas condiciones que las empresas locales. En septiembre del año pasado, la Unión Europea presentó una propuesta «anti-discriminatoria» que supone que una subsidiaria de una empresa de un país determinado establecida en otro país puede tener el mismo acceso a los contratos del gobierno que las compañías locales. La Unión Europea también quiere terminar con la discriminación contra los proveedores extranjeros de servicios ambientales. Y quiere que se eliminen las barreras existentes y no solamente que los países se abstengan de imponer otras nuevas. También propone que si un país de la Unión Europea establece una subsidiaria en un país que firmó el acuerdo TISA, pueda traer a su personal de confianza.
Un sector que crece a buen ritmo.

La Cámara Nacional de Comercio y Servicios comenzó esta semana el análisis de un eventual acuerdo multilateral de servicios, pero por ahora no se pronunciará.

De acuerdo con Uruguay XXI, las exportaciones de servicios no tradicionales, que en 1990 representaban solo el 2% de las exportaciones totales, representan ahora más del 13%. «Este cambio refleja el fuerte dinamismo de las exportaciones de servicios, que crecieron a una tasa promedio anual de 16% en la última década y que actualmente representan un valor cercano al 8% del PIB», calcula Uruguay XXI.

Si bien los servicios tradicionales como transporte y turismo siguen siendo los que tienen más participación sobre el total, los servicios no tradicionales son los que exhiben mayor dinamismo. Mientras los primeros crecieron a una tasa promedio anual de 15% entre 2003 y 2013, los segundos lo hicieron a una tasa de 26% en idéntico lapso.

La Unión Europea enfatiza también en la reducción de las barreras administrativas para los proveedores de servicios.

Uruguay XXI destaca que los servicios son actividades intensivas en capital humano, por lo que tienen un gran potencial para generar nuevos puestos de trabajo bien remunerados.

«La propuesta de Uruguay es posicionarse como un destino atractivo desde el cual se puede se pueden ofrecer conocimientos de distintas áreas. Estos servicios permiten diversificar la canasta de exportación, ya que gran parte de los servicios exportados van a países de fuera de la región», dijo el instituto en un trabajo publicado en febrero pasado.
Servicios globales – Sector promisorio.

Entre 2010 y 2013 las exportaciones de servicios globales desde zonas francas crecieron a una tasa anual de 19%, y llegaron a representar el 80% del total de servicios globales exportados por Uruguay.
De acá para el mundo – Auge de «call centers».

Grandes empresas nacionales y extranjeras brindan desde Uruguay servicios tercerizados a clientes del exterior. Algunas se focalizan en servicios de back office administrativo y otras en «call centers».
Firmas de primer nivel – Servicios legales y de RR.HH.

Algunas de estas firmas son Tata Consultancy Services, Concentrix, EGS, Atento y Avanza. Otras dan servicios legales, de recursos humanos y contables como KPMG, PWC, Deloitte y Adecco.
Más oportunidades – Para el sector de IT.

Uruguay XXI propone potenciar los servicios de la industria farmacéutica, internacionalizar más el sector de tecnologías de la información y promover oportunidades para los estudios de arquitectura.

Juan Pablo Correa

Fuente: El País